domingo, febrero 04, 2007

Puta:::::::::::

Cuando ando en micro es lo peor, yo creo que es el sentir a tanta gente alrededor mío, porque al final te sientes un poco perra en todas partes.
Es como si tuvieras una marca que dijera; “acá respira una puta”.Sé que es una estupidez, pero no puedo dejar de pensarlo.
Subo los escalones, y me da terror encontrarme con algún cliente, entonces me tapo la cara, me subo el escote y me quedo callada.
Y es que es raro; ni en los mall, ni en la feria del barrio, ni caminando me da vergüenza ser lo que soy, es sólo cuando entro a las micros que siento millones de ojos mirándome.
A pesar de lo que se cree, esta es una profesión como todas.
De hecho, es la más antigua como dicen por ahí.
Cada día que me despierto cuento la plata de la noche anterior, entonces divido un poco para mi mamá que ya casi no se la puede con los dolores a la espalda, un poco para parar la olla de la familia, y lo que sobra para mis gastos; pinturas, sostenes con encaje o colaless nuevos, condones de colores o esposas con plumas y cosas por el estilo.
Me encanta sentirme sexy, sólo me visto un poquito más discreta cuando ando por sectores medios malos, o cuando viene la familia de mi mami a vernos; a mi vieja le entra toda la vergüenza entonces ahí me pongo pantalones, polera bien arriba y sonrío bien elegante, total mi pelo rubio y mi cuerpo envidiable me han hecho llegar demasiado arriba como para que ellos no lo noten.
En el barrio saben de lo que trabajo, y por lo mismo me he tenido que defender como he podido de las viejas copuchentas. Yo sé que les da miedo saber que alguna vez sus maridos hallan caído con “La Loca María”, como me dicen por aquí, pero es que no hay nada que hacerle, me encanta calentarlos cuando voy a comprar al kiosco de la esquina o cuando salgo a barrer la calle, puta que lo he pasado bien con más de alguno de ellos, y si he aguantado los gritos de “sal de acá puta maricona” ha sido sólo por que he vivido aquí toda mi vida y como dice el dicho mejor enemigo conocido que por conocer.
Pff, si supieran esas viejas lo malas que son pa’ la cama, los pobres hombres se quedan a pura mano después de acostarse… ¡Es que no saben lo que es bueno! Y eso va para todas.
Por acá todas son muy cartuchonas, nadie se atreve a ponerse un arreglín, o ni siquiera, alguna prenda de lencería fina, un arrumaco inesperado, un pellisco repentino, pero nada, son más fomes… no sé porque alegan que las putas les quitan a sus hombres, si al final la culpa es más de ellas que de nosotras… creen que cuidando cabros chicos y haciendo las camas todos los días van a mantener a sus maridos tranquilos… supieran la sarta de tonteras que me cuentan… si hasta me han pagado por decirles “te amo” al oído antes de quedarse dormidos, se sienten solos, como viejos a los que se les está yendo la vida, y a mí quién me diga algo; si es que me pagan y están limpios y puedo regodearme, no me quejo.
La verdad es que he tenido suerte; nunca me ha tocado algún viejo verde o que se quiera pasar de la cuenta.Claro, nunca falta el que te pide cosas raras o algo así, pero para eso tengo mi tarifa especial y como casi siempre los más locos son los con plata, no le hago asco y vamos tirando no más.
Y es que no puedo negarlo; puta que es rico tirar con tipos con corbata, recién duchados, con olor a perfumes caros y besos de señora con auto y plata. Yo creo que esos son los peores; les da lo mismo humillar, tratarte de puta o de perra, pedirte el cielo si es que quieren, yo creo que su prepotencia es sólo porque están acostumbrados a mandar en todas partes y les da lo mismo todo.
Como iba diciendo, yo creo que la mayoría de las putas como yo nacimos con genes diferentes; somos más ricas, mucho más entretenidas, inteligentes, y más calientes que la mayoría de las mujeres.
Nunca he dejado de calentarme, y es que como soy parte de las rubias naturales y de las que tiene cara más decentita, gracias a Dios nunca me ha faltado trabajo ni plata, puedo elegir a mis clientes y al final hago lo que yo quiera.Es divertido, ellos creen que me pagan para pasarlo bien y mandar a una mina un ratito, pero al final la que manda en la cama soy yo; se calientan por mis pechugas, por mi culo, por mi forma de tocarlos, al final ni se dan cuenta, pero muchos han perdido la cabeza por una noche de sexo del bueno, y eso que la mayoría tiene pareja y familia a la que vuelve todas las noches, y se meten a su cama fría, fría, y sé que entre sus sueños aparezco de repente, y se empiezan a tocar, y ahí se dan cuenta de quien tuvo el mando hace unas horas.

No se dan cuenta, pero siempre fui yo.

*parte de un cuento que nunca terminé. supongo que lo publico para no perderlo...