domingo, agosto 22, 2010

sentidos::.:::.:.::

La soledad se empecina en hacerse mi mejor compañera,
a pesar de que la hecho lo más posible lejos mio.
Pero es difícil; hoy es domingo y todo me recuerda a nosotros en nuestro mejor momento.
Cuando brillábamos, y la gente nos veía y yo me veía y me daba asco cómo nos amábamos,
porque era ese amor pegote, insano, irreal, tanto que construimos un mundo paralelo,
donde nos escondíamos de los que no nos entendían,
y hubo días en los que no salíamos de esa cama,
y otros en que la ciudad fue nuestra mejor aliada y nos dejó caminarla por dónde se nos dio la gana.

Pero ahora, no tengo dónde buscarte.
Tengo que aceptarme, cuando tengo ganas hace rato de mandar todo a la mierda.
De dejar de trabajar, de dejar de ir todos los días al mismo lugar, con la misma sonrisa, esperando siempre lo mismo: nada.

Debería estar lejos de aquí, afuera de este país que tanto amo pero que tanto me duele,
en dónde no hayan promesas que no cumplir,
ni menos besos infieles ni abrazos extraños, incómodos, de esos que es mejor nunca dar.

Así me pierdo entre la multitud extraña de mi mundo,
donde nadie es malo, donde nadie me hace daño, por el contrario; son todos tan buenos que me hacen llorar de la risa;
"Despierta" me gritan desde lejos, vivimos en el siglo XXI, nadie es tan bueno mientras el hombre exista, y sigo creyendo que encontraré a ESA persona,
a LA persona que me quite todas estas telarañas del alma,
que me acurruque entre sus brazos y me regale todo el calor del mundo,
a la persona que me acepte con todas mis heridas,
loca, injusta, rebelde con causa, tatuajes, tonteras y mi música a cuesta.

Tengo rabia, tanta rabia...
Me congelé, por tu culpa olvidé que es amar.
Me olvidé de lo que significa el poder sentir de verdad que ese otro es tu mitad, que te puedes entregar sin tener que poner una red abajo... y es que me he caído tantas veces, que el suelo me conoce más de lo que quisiera.

Sentida a más no poder con Dios, con ese Dios que no entiendo...
porque no sé esperar, porque me duele la espera, las ganas, el no poder dar besos, el no poder escribirte, el no poder leer sin pensar en que no tengo a nadie, a nadie que me escuche como alguna vez tú lo hiciste.

Intentamos despertar de este sueño imaginario, pero ambos sabemos que hace mucho no hay nada vivo. Estamos muertos, llenos de mierda por dentro, y nos contenemos porque sabemos que nadie más podrá entender esta locura.
Pero yo no me hago la tonta; sé perfecto que no eres quien creía que eras, no eres la persona que me acompañará en mis días dolorosos, en mis penas,
ya dejaste de ser mi compañero, y por todo lo que me duele ojalá nunca, pero nunca te olvides que fue todo TU culpa...

Sueño rabia, siento rabia, grito rabia.
Necesito de alguien que me diga "Cállate, abre los ojos, respira", pero en cambio sigo con este vacío incrédulo que me come por dentro, que me hace tanto mal,
y cuando bailo, cuando te bailo siento que nada ha pasado entremedio,
porque los rincones añejos siguen pegados a mi cintura,
porque al ritmo de la música me sigo sintiendo sola, profundamente sola,
porque me abrazan y no me tocan,
porque no hay nada para mirar, nada para leer, nada...
porque sin ti, sin mi, ya no hay nada.