viernes, enero 22, 2010

O B V I O

Era obvio que nunca se gustaron.
Él sabía que en el fondo, estaban juntos por estar.
Y ella, ella también lo sabía.

El problema eran los besos.
Cuando se daban besos, todo cambiaba y dejaba de existir la lógica, el mundo, los demás.
Por eso se odiaban tanto; porque no podían alejarse.

Ella también creaba universos paralelos cuando jugaban a quererse,
mientras él inventaba excusas para nunca abrirse, nunca decir la verdad.

Mientras creían en lo eterno, jugaban al día a día,
y todo les resultaba perfecto.

Pero al final, ambos sabían que todo era mentira, que se colgaban de sueños ajenos para nunca mirarse a los ojos, no tener que decir te quiero, no asumirse imperfectos y quebrados.

Ella y él dormían a diferentes lados de la cama, y cuando llegaba la mañana siempre tomaban el café bien cargado, para sacudirse de los abrazos involuntarios.

Ella y él creían en un futuro separados, creían en las canciones cursis, en el rock argentino, en el pan con palta, en crear,

Ella y él se inventaron un mundo paralelo para no sufrir afuera,
congelaron todo afecto, sólo se odiaban a sí mismos,
ellos dejaron parado el tiempo, dejaron parado todo.

Nadie les dijo que al final de todo, iba a doler igual.
Nadie les dio la cura contra la locura, nadie les cantó al oido que al final,
en el fondo,
sin que ellos lo supieran,
siempre se habían amado...