Tampoco tiene forma, es como si fuera un bulto extraño que te aparece en la piel, pero al que te acostumbras y después le tomas cariño.
Es mi cama a las 7 de la tarde de un domingo, donde nadie, menos yo, quiere participar de la siesta.
Son las ganas oscuras de querer darte un beso, son los años que pasan en vano y no me dan ninguna respuesta.
Supongo que son también las tonteras de las que ya no me rio,
las noches antes de acostarme, las palabras que tengo atoradas en la garganta y no soy capaz de pronunciar.
Supongo que es también el color de la tarde cuando fumo,
las veces que me olvido que aún existo, que aún siento, que puedo volver a creer.
Y también son las veces en las que me ilusionaron, todos esos hombres que han pasado por mi mente y mis ganas y aún así no se quedaron para vivirme,
Los encuentros casuales, las llamadas por teléfono cuando tomas demasiado,
esa canción que me despierta todas las mañanas.
Es Nueva York a esa hora imprudente, eres tú y todo lo que nunca voy a ser capaz de decirte,
soy yo, mujer a medias, creada a través de imprudencias en el camino y retazos de color.