domingo, noviembre 19, 2006

soleDadeS:::::::

Y nos miramos, como se supone que se miran dos desconocidos sabiendo que se van a conocer.
Más allá de tus ojos, tengo que ser sincera, no me llamaste la atención.
No era raro: ante mi ceguera real, esa de mente y de cuerpo ya casi no notaba los matices cerca de mí, cuando me preguntaban cómo me sentía siempre respondía lo mismo “Así que esto es partirse en dos…” como queriendo dejar claro todo lo que me dolía doler.
Al final, la que te tuvo en sus entrañas, la que te guardó toda la vida, la que llegó hasta el culo del mundo sólo para que seas feliz fui yo, nadie más, y por lo mismo creo que sólo yo te pude llorar como corresponde; desgarrada, ausente, como se llora a los que sabes que nunca más volverán.
Siempre dudé de tu nombre casi fatalista; Mi Soledad te llamaba para que no sintieras nunca la ausencia, para que nunca te sintieras sola aunque ambas sabíamos que desde que tu padre nos había dejado no nos quedaba más que convencernos de que había que sonreír.Desde pequeña te acunaba con canciones a olor de trova cubana, y aunque estábamos lejos de mi casa, de nuestro país, escuchabas los primeros acordes y era como si todo el mundo girara alrededor tuyo Mi Soledad, Mi sol, Mi sonante, Mi sonora verdad.
A los cuatro años aprendiste a explicar porqué tu papá ya no se encontraba cerca de nosotros, y aunque te costó, la palabra exilio se volvió parte de tu vocablo parlante.Eras tan pequeña Sol mío, pero aún así ya sabías que no nos esperaba nada bueno, que ser hija de comunista en aquellos tiempos no era un buen augurio, pero lo asumías estoica, orgullosa, casi intuyendo el brillo en los ojos de tu padre cada vez que alcanzó a mirarte, o las lágrimas que derramó cada segundo que te sentía cerca… Pero se fue, simplemente porque tenerlo cerca pequeña mía significaba sólo más problemas y más soledad: yo ya sabía que tenía que compartirlo porque así era la política en aquellos tiempos, pero tu eras tan niña, y a veces te hacía tanta falta…
No fue fácil volver a ese Santiago de aquellos tiempos, pero lo extrañabas tanto, y él en escasas cartas que lograba hacernos llegar tan sólo tenía palabras para ti, tu eras sus ojos, la razón por la que peleaba, por la que quería ver la democracia en su tan querido país; él te amaba a ti incluso más que a mi pequeña Sol, y entonces entendí que no podía separarlos, que no podía seguir inventando viajes y excusas baratas para reemplazar su cariño, así que dejamos en venta aquel departamento en aquella ciudad lejana, y partimos con más miedos que alegrías dentro de nuestras maletas de vuelta a Chile, a tus raíces, a tu padre.Sé que recordarás ese encuentro. Ya no eras tan niña, ya entendías más cosas de la que yo realmente podía explicarte, y cuando abrazaste a ese hombre con barba de meses y angustia en sus ojos no pudiste más que mutar de niña a mujer en un segundo, y te hiciste parte de su compromiso para siempre.
Yo, a lo lejos, entonces entendí qué era lo que estaba ocurriendo: de un segundo a otro te había perdido pequeña Soledad, y habías crecido como sabiendo que tu destino no era otro que salvar a tu padre y su historia.
Seguimos viendo a Miguel, a veces llegaba a nuestra casa de sorpresa, me daba un beso ausente, me abrazaba con olor a sudor, a tierra, a miedo, y entonces preguntaba tranquilo: “Dónde está?” y entonces llegabas tú, como si supieras desde antes que tu padre estaba buscándote para poder cerrar sus heridas y volver a ser libre.Entre visitas y encuentros furtivos te hiciste grande, y a los 16 ya no podía creer que te habías convertido en toda una mujer.
Por lo mismo te perdí, porque ya podías responder por ti, porque sin darme cuenta tu padre te había metido casi en las venas su mismo amor por la patria, pero nunca creí que me dolería tanto cuando abriera los ojos; fue el 7 de julio de 1977.
Venía cansada de un trabajo que me ahogaba pero nos dejaba vivir tranquilas, caminaba lentamente, hasta que diviso esa casa rosada llena de intentos de felicidad, y noto desde lejos que algo extraño había pasado.
Entonces lo supe, ya lo sabía antes de caminar por el comedor hecho trizas, por los pasillos con fotos tiradas por doquier, por tu pieza con tus sueños rotos, entonces ya sabía que te habían llevado, que el gran secreto con tu padre era que lo habías estado viendo a mis espaldas, y lo habías ayudado a hacer todo lo que en aquel tiempo era considerado ilegal.
Ahí me rompí en dos.
Y la gente no me entendía cuando me visitaban y yo los miraba con ojos implorantes y les decía; “Por favor que no viva, por favor que no viva para contarlo”.
En esos tiempos aún no se hablaba de maltratos ni Estadio Nacional ni menos de torturas.
Pero yo sí sabía, tu padre ya me había contado lo que había vivido y no lo quería para ti mi Soledad, ¿ahora entiendes cuando rogaba la muerte? Porque por tu padre, por sus amigos sabía que después de estar en las manos de ellos y seguir vivo ya no existía nada, ni la sombra ni la luz, nada; o te quebrabas en dos o te callabas para siempre, y yo te conocía hija mía, te conocía tanto que sabía que para ti, para tu alma no habría más que soledad y dolor si salías viva.Pasaron años Sol, años de terror, más aún después de saber que tu padre también había desaparecido, más aún después de encontrar panfletos y música escondidos entre tu ropa que sabíamos no podíamos tener; pero tú eras tan niña Soledad, no podía culpar a tu padre de ese amor que tenían, quizás era esa mi mayor rabia: no poder culpar a nadie.
¿Te doy otra fecha?25 de septiembre de 1992.Sí se, fueron casi veinte años en los que tuve que responder lo mismo, en los que seguí manteniendo tu pieza intacta, en los que te esperaba bajo mi cubrecama a que llegaras a contarme tus mil y un historias, esperaba tus ojos hija mía, tus manos, trataba de no pensarlas con llagas, llenas de mierda, no te imaginas cómo me costaba no imaginarte sufriendo, hay mi pequeña esos años fueron de tanto dolor, de rabia, me morí por dentro pero vivía sólo para saber que había pasado contigo, qué le habían hecho a Miguel, a tu padre adorado, a mi hija adorada, a mi Soledad…Con la democracia llegaron también esperanzas; llegó justicia, poco a poco llegó la calma porque ya no tenía que llevar dos carteles con sus fotos en mis espaldas, ya no tenía que seguir imaginándote dolosa; los había encontrado, habían vuelto a casa, Miguel volvió a la de su madre, y gracias a Dios tu abuela pudo morir con la sonrisa en el rostro por haberlo encontrado.Yo ya había muerto hace veinte años, y cuando supe que te habían encontrado no me quedó más que cantarte Soledad mía, entonces entoné esos cantos de antaño, esos llenos de lucha y de trova que tanto amabas, te canté Silvio por horas y horas hasta quedarme muda de cansancio y paz, porque sí hija mía, al recibir tus restos también recibí la tranquilidad por tanto tiempo anhelada.Iba caminando por Paseo Ahumada cuando vi tus ojos.
Me eran tan familiares como desconocidos, me miraste con vergüenza, casi no entendías como podía ser que me habías encontrado.Pero era así: aquel día encontré a un nieto que nunca busqué porque nunca creí que existía, el que llegó sin esperarlo, casi casi como una luz porque iluminó todo; mi memoria, mi dolor reciente, mi llanto, ese llanto que había callado porque no tenía tiempo para llorarte Soledad mía, entre gritos y lucha no podía llorar, pero cuando vi a tu hijo frente mío, con esos ojos llenos de vida no pude más que llorar a gritos, y no le pregunté nada; ni porque había callado tanto tiempo ni porque se había demorado tanto en llegar, pero lo abracé hija mía, lo abracé tan fuerte como cuando soñaba que volvías, y llorando pude perdonar a esas bestias que te habían quitado de mi lado, y él también me abrazó con fuerza, nos volvimos dos partes que se juntan de este Chile dolido, y entonces hija, solo entonces, se fue lejos de mi la soledad.

miércoles, agosto 23, 2006

esTo es lo que sE llama olVido:::::

“Entonces esto es lo que se llama olvido.
Esto es abrazar por costumbre o por vocación, así se mantienen los afectos flotando sin necesidad de darles rienda.
Así se ríe sólo para no forzar las cosas,
Así se cierran ciclos para dejar de lado tu propio ciclo,
Así se supone que uno se hace la imbécil para que todo duela menos….”

Y siguió abrazándolo teniendo esa extraña certeza de que sería la última vez que lo haría.
Cresta, cresta, cresta.
Nada nunca es tan fácil como se piensa.
Se miraron a los ojos; los de ella seguros, triunfantes a pesar de las lágrimas,
Los de él aterrados, buscando excusas para no soltarla nunca, tratando de olvidar esas razones que dejaban en el viento tantas palabras.

Trataba de recordar el nombre de su canción favorita, alguna cita de algún libro que resumiera todo,
Sabía que tenía que hacer algo para no dejar paso a su propio orgullo,
Pero no era capaz de articular palabra.
Justo cuando más necesitaba hablar, él se había quedado mudo.
El miedo lo paralizaba, lo sentía subir por su garganta amenazando con salir a chorros por sus ojos.
Sabía que si la dejaba ir era para siempre, pero también sabía las reglas del juego antes de jugar a quererse.
Y es que no podía negarlo, en aquellas noches en las que dormían juntos, tan juntos que esas cuatro paredes se convertían en su mundo, siempre mantuvo la ilusión de que ella lo quisiera a ratos…


“Y qué quiere que le diga señorita, uno de acá arriba ve tantas cosas que ni se imagina.¿Me puede hacer más fuerte la pregunta? Es que usted sabe, 80 años y cuidando a este viejo mañoso es imposible acostumbrarse a hablar con otra persona.
¿Si estaban juntos? Sí, sí, estaban los dos abrazándose y se miraban como teleserie fíjese, lo que pasa es que una que ya es mayor se da cuenta cuando dos jovencitos se miran raro, es como luz fíjese usted, una que ya se las sabe todas, si a mí no me vienen con cuentos…No, vivo con mi marido y las cenizas de mi nieta que en paz descanse. Sí, hace ya más de 10 años la pobre.
De peritonitis. Si pué, ¡si yo lo mismo digo! Pero acá creen que por ser vieja hay que ser tonta… Apenas me dijeron que se había muerto la Marcelita que no me creí el cuento… ¿Quién se muere de peritonitis con la cantidad de cuestiones y pastillas que existen?No, mi hija no preguntó más porque es tanta la pena fíjese cuando pasan cosas así, a ella se le fue todo a las pailas perdóneme la expresión, y yo no era nadie para andar con cuentos si no se está segura, aunque más sabe el diablo por viejo que por diablo… ¿Ha escuchado ese dicho?.
Sí, sí, como le iba diciendo, se miraban como teleserie los jóvenes que usted me pregunta, incluso la chiquilla se parecía a esta actriz… cómo se llama… no no! Esta bien flaca, la morena… No pué ella no, ve que se acaba de casar?. Esa misma! La Capetillo. A ella se parecía fíjese… quizás hasta era ella! Es que usted sabe, con la edad una se pone corta de vista y no he tenido tiempo para ir al oculista…”

Retrocedía en su memoria tratando de buscar alguna frase cliché para dejar en claro que esto era para siempre,
Pero apenas recordaba alguna se reía por lo bajo de lo cursi y él la miraba con esa mirada de pena, de pena honda, de pena consumada, entonces se sentía culpable de reírse y se le iba la idea y no sabía qué más hacer que seguir mirándolo a los ojos.
Habían sido 3 años de historias compartidas,
Ni ella misma sabía cómo ponerle fin a algo que ya no se distinguía de su propia historia.
Quizás por eso mismo las palabras no salían, porque ya era todo tan tarde que cualquier sonido sobraba.

Y lo seguía mirando,
Replanteándoselo todo,
Tratando de recordar en qué minuto dejó de ser una idiota que idealizaba al amor y se había convertido en una mujer más que engrosaba la lista de temores ocultos.
Pero siempre se lo dejó claro, apenas vio esa sonrisa burlona que le dejó claro que ella no amaba. O por lo menos, no todos los días.

Apenas los vi supe que todo se estaba yendo a la mierda.
Es como un sexto sentido que tengo desde chica, desde que supe que nunca iba a ser diferente al resto, desde el mismo momento en el que estos ojos me anunciaron que iban a llorar para siempre.
No podía creerlo, pero hoy no empezaba o terminaba nada. Por lo menos para mi.
Sabía que ella se iba, se iba lejos, por fin, era tan obvio que iban a juntarse en este metro…
Y ella lo miraba, lo miraba con esa sutileza que siempre encontré tan cínica, tan poca cosa… Aún recuerdo que cuando la conocí me llamó mucho la atención la forma en la que trataba de que su risa no fuera demasiado estúpida, o que su ropa no llamara mucho la atención, era como si pidiera perdón por el aire que gastaba al respirar… y es que era imposible, siempre dejaba una estela imborrable en el tiempo… siempre fue tan especial.

A él lo conocimos juntas.
Claro, en ese tiempo caminábamos incluso de la mano, nos encantaba reírnos de nosotras mismas, íbamos a todas partes juntas, y es que ella se convirtió en la mitad de la mejor parte de mi vida.
Pero entonces, esa noche todo se quebró sin darnos cuenta.
Él la miraba, ella lo miraba y en ese minuto noté que comenzaba a sobrar.

Las copas, las ganas, la música, todo pasó a segundo plano si se trataba de él.Hasta que un buen día simplemente dejó de llamarme. Me dejó sola, tan sola como me encontraba cuando la conocí.
La amaba tanto, pero tanto que me convertí en toda una experta para simular que sólo la quería.Cuando comencé a tratar de demostrarle todo mi amor, fue cuando llegó él.
Entonces, me prometí volver a sonreír el mismo día que esa relación terminara.Por mi bien, por el bien de ella, por el bien de nosotras…

”Como le iba diciendo… fíjese que se estaban abrazando así fuerte, cuando llega esta señorita… una con pelo corto así como hombre… y les empieza a gritar, y la gente de la calle se da vuelta porque usted ni se imagina la sarta de garabatos que le gritó a la mujer, a la que se parecía a la Capetillo… y entonces el joven le empieza a gritar también, y se arma una pelotera fíjese que ni le cuento, pero la niña, la Capetillo toma su bolso, le da un beso al joven y baja las escaleras del metro. Ni pío pudo seguir gritando la otra, pero entonces la jovencita que antes gritaba se acerca al hombre ese, y yo que creía que le iba a pegar porque la cosa estaba pintada para ataque de celos, pero solo se arrodilla a sus pies y se pone a llorar… desconsolada la pobrecita… ¿Me dice que la joven con pelo corto está desaparecida? Ppfff típico de los jóvenes de hoy en día, si hasta la Marcelita que era un pan de Dios… mi sobrina pue, Que En Paz Descanse, si ya le conté… bueno, hasta ella se escapó unos días de la casa de mi hija… ¿Dos meses? Ah no nunca tanto… ¿y si le ha pasado algo fíjese usted?...”

[último cuento escrito. más realidad y ficción?]

martes, agosto 01, 2006

pequeÑa grande hiStoria :::::

No sé porque, pero siempre me he encargado de hacer mis despedidas a mi manera,
de aprender a sufrir de mi forma.
Lo más probable es que no lo leas, la verdad es que lo tecnológico nunca anduvo contigo...
Como tantas otras cosas...


No sé como se desarman sueños, nunca me lo han enseñado.
Cómo no se sienten culpabilidades al hombro, cómo te sientes menos sola...
Cómo no te duele cada canción que tantas veces escuchamos, tantos recuerdos que me penan

y escucharte, y darme cuenta que esto te está doliendo tanto...
es algo que poco a poco se hace más insoportable.

Y estoy sola por desición mía,
estoy llorando estas lágrimas porque siento que todo es mejor así.
Y ya sólo me queda la vacía pena,

ya sólo me queda esperar que todo sea mejor...

Susurro locuras, porque me aterra quedarme con tanto adentro,

me aterra encontrarme conmigo misma porque entremedio siempre estás tú.

No quiero depender de nada ni de nadie,
pero en este momento me siento una estúpida,
una egoísta...

Siempre me desarmó escucharte llorar, lo sabes bien,

pero más aún cuando sé que todo se viene tan difícil.

Es sacarte del día a día, del metro, de las ganas, de mis fantasías estúpidas de niña grande.
Es tratar de llorarte menos,
de asumir que simplemente el amor es eterno mientras dura,
que todo tiene un fin,
pero es que por la cresta fui tan feliz contigo que nunca le vi un fin a nada..
nosotros éramos eternos, lo recuerdas?

Ya nada queda y lo sabemos,
hay que olvidar un poco por que así todo siempre es más fácil...
pero nunca olvides que tienes una luz preciosa dentro tuyo,
que me regalaste tanta felicidad, tanta magia,
y que pase lo que pase,
nunca dejaré de agradecer tus pasos junto a los míos...
Fuiste el mejor pololo, el mejor amigo, el mejor cómplice, eso nunca lo olvides...

Gracias,mil gracias por tanto...

sábado, julio 08, 2006

reincidenTe::::

la reincidencia no depende del que cae,
sino de la estupidez con la que se para.

no depende de gestos, de personas, de lágrimas,
sino de la poca capacidad de aprender de los errores y trabajar por ellos.

tengo el alma cansada de tanto andar,
de tanto amar,
de tanto creer que todo va a estar bien si estás conmigo,
cuando el problema es que me aterra la soledad.

me aterra el carecer de un lugar calientito en el mundo para poder desahogar toda la mierda que a veces guardo,
no llegar a unos brazos que no cuestionen, que no pregunten, tan solo que me abracen.
no quiero soluciones, no quiero paz, no quiero más hacerme la guerra a mi misma.
parece que hay ciertas personas que nacieron para aprender que entre más gente hay a tu alrededor,
la soledad es más aliada que nunca.

sé que nunca podré dejar ese fantasma de al lado mío, quizás si me valla lejos?
O viaje?
O me siga haciendo la weona que me sale tan pero tan bien?

no quiero más.
no puedo más.
necesito exorcisar todos esos recuerdos que me matan el presente,

y matar todo este presente que me ciega el futuro.

miércoles, junio 07, 2006

eliSa::::

Y caminabas lenta, segura.
Y yo creía que tus ojos verdes denotaban más tranquilidad de lo normal, pero poco a poco me fui equivocando.
Tus gestos se iban mezclando con tu capacidad de tirar mil palabras por segundo en una sola conversación, y así fuimos inventando maneras para comunicarnos mejor, o eso creíamos.
Desde la primera vez que te conocí me llamaste la atención: tus ojos, esos malditos ojos que según tú decían demasiado, tu boca, siempre lista para esbozar una sonrisa coronada por dos margaritas que le quitaban seriedad a tu cara. Tu cuerpo, tu largo pelo café era toda armonía; me daba por pensar que me había encontrado con un tesoro innombrable.
Tu forma de vestir era única: nadie como tú para mezclar anchos pantalones de mil bolsillos con poleras de los 80´, esa década que decías era hecha para ti pero pasó sobre tus narices tan luego que ni pudiste disfrutarla.
No pretendías destacar ni ser diferente al resto, pero ambas sabíamos que era imposible. Tu nombre sonaba dulce: “Me llamo Elisa, pero dime Tita”, frase cliché con la que me saludaste distraída, y que tiempo después siempre usábamos para reírnos de nosotras mismas.
Era extraño, pero te sentía conocer de toda una vida: tus miedos, tus afectos, tus carencias, todo tenía un gusto de ya haberlo vivido antes. Te entregabas por entero apenas encontrabas un sitio calientito donde derramar tanto que guardabas: el cariño en cada cosa que ponías era inmenso, y aunque no quisieras delataba la gran persona que eras.
Tu forma de mover las manos llegaba a ser casi exagerada: te encantaba expresarte a mil por hora sin forma ni modo, sólo hablabas y saltabas y te callabas de inmediato, todo era rápido y sin cálculo alguno, eras impulsiva y 100% corazón y te lamentabas de no saber llorar.
Si te veía en invierno, entre la lluvia y el frío parecías casi invisible, volátil, saludando a cuanto indigente se te pasara por el camino. Con esos audífonos gigantes, te reías del mal tiempo y cantabas para quien quisiera escucharte canciones que casi nadie recordaba.
Tu vida giraba en 360º y no intentabas pararla: amabas el tirarte sobre el pasto y conversar con las nubes, jugar con tu perro y terminar hecha una pena, o simplemente ir a tu fiesta de graduación con pantalones anchos y una flor bien roja entre tu pelo enmarañado que te hacía ver la princesa más triste de toda esta historia.
De a poco, tu voz ronca y gastada se empezó a hacer cada vez menos audible. Dejamos de vernos tan seguido, y de repente simplemente no nos vimos. De un segundo a otro se paró la magia, los sueños, las risas hilarantes, las mil ideas, las mil historias.
Y te perdí rastro, pero peor aún, te perdiste a ti misma.
Y dolió, me imagino que dolió mucho el tener que volver a reconstruirte, volver a rehacer aire en ti, y recuerdos. Por que era difícil, más aún intentar borrar de tu vida a la única persona que más te dañó: tu papá.
Y cuando te vi eras otra, ya no juntabas tapas de bebidas antiguas ni ibas volando por tu existencia ni tenías esa mirada rara tan tuya. Ya sólo eras. Y me dio pena , me llegó dentro tu historia, tus carencias, esa forma tan directa de decirme: “perdona, pero no ando muy bien el Rodrigo se murió”, y así cerrar el tema. La muerte de tu papá me olió a miedo, a cerrar etapas de amor-odio, de tratar de ser lo que nunca pudiste ser: cuando te vi esa última vez eras toda una niñita compuestita de vida ideal, aún cuando las dos sabíamos la mierda que vivías.
Y ya no había audífonos ni música ni ropa extraña ni todo ojos y color. Ya no había nada.
Y desde ese 28 de noviembre de 1987, que nunca más supe de TI.

martes, mayo 09, 2006

2 añoS!!!!::::::


Son dos años.
Son dos historias.
Dos sueños, dos dolores, dos intentos de ser mejores.
Dos luchadores incansables, dos forjadores de nuestro propio destino.Dos porfiados, dos enojones, dos estúpidos enamorados.

Y a la vez somos uno.Una ternura profunda, una promesa de ser eternos.
Una pieza, una cama, una noche, un beso que cambió toda nuestra historia.
Una Romi, un miedo constante, una felicidad para siempre.

Ni yo me di cuenta cuando te convertiste en cómplice, compañero y mejor amigo,
ni menos cuando el extrañarte se me hizo algo cotidiano.Cómo olvidar tantas tardes de café acostada en tus abrazos,
tantas lágrimas por estar juntos,
tantas peleas por convertirnos en algo mejor,
tu apoyo incondicional fue la razón por la que elegí vivir,
tus ojos han sido la mayor excusa para declararme enamorada,
para mirarte y ver en ti todo mi amor.

Estoy orgullosa de haber llegado tan lejos,
de amarnos sinceramente,
de perdonar nuestros errores,
de poder reírnos de nosotros mismos y encontrar en nuestro propio lenguaje mil formas de abrazarnos sin tocarnos.

Quizás nunca te lo haya dicho, pero creo que no sabes cuánto te admiro y cuánto sueño ser como tú: tan libre a tu manera, tan simple, feliz con tu mundo, un guerrero de la injusticia.
Nunca he sido perfecta, pero a tu lado he encontrado la perfección en esta vida, y es que en tus ojos cabe toda mi felicidad…Han sido los 2 años más enriquecedores e inolvidables que he vivido,
y a pesar del tiempo aún no puedo dejar de sentir esa cosquillita en la guata de miedo al sentir que tengo frente a mí a la personita con la que quiero regalarle todos los días de mi vida, todos mis frutos, todos mis logros,
y es que quiero que sepas que me has marcado de todas las formas posibles,
Siempre has sido mi mayor orgullo, mi mayor admiración, mi mayor batalla.
Sinceramente se me llenan los ojos de lágrimas de emoción al sólo hacer un recuento de todo lo vivido, de recordar cuantas veces soñé y esperé por alguien que fuera como tú y aún aunque lo busque, no encuentro formas de demostrarte mi gratitud y amor, pero espero chiquitito mío que sepas que has llegado a todos los huecos de mi existencia, que eres lo más lindo que Dios me ha regalado, y que pase lo que pase sé que me casaré contigo, no es una utopía idiota ni un promesa imposible, pero es que nunca encontraré a una persona como tú que me regala el mundo entero sólo con escuchar tu voz…

[esto es parte de cumplir 2 años juntos amor. te adoro]

lunes, mayo 01, 2006

feliZ.::::::

y me esperan, pero nunca como quisiera que me esperaran.
y me ahogo, lamentablemente de esa forma que sé que me deja al borde del llanto.

tomo las manos del destino,
y me rio mil veces de lo estúpido que pueden sonar ciertas cosas.
de lo irónico, de cómo alguien cree que vale más o menos de lo que espero.

y escucho música como loca por que entre sonidos ahogo mi angustia
y soy feliz aunque nadie lo crea
por que he entendido que mi felicidad nunca será perfecta ni ideal,
tendrá rasgos de sueños,
de eternidades que siempre tienen fin.

hoy dejé de depender de los afectos
y me pude entender con las carencias.

hoy te llore por última vez,
y recordé que la memoria es lo más frágil nunca olvidado.

y sí.
por que tus brazos siempre tienen el porqué y el por donde,
por que tu camino nunca estará cerca del mío...

por que me aterra equivocarme,
tomar desiciones.
lloraaaaaaaar.

es que decidí ser feliz.

miércoles, abril 26, 2006

LukaS-aMaranTa [vidaS]::::

[explicación: dudo que alguien lo lea. OK, entendible.Un punto importante; éste es un cuento que lo escribí en 3º medio, así que errores de cualquier tipo, absténganse de recordármelos]


--->VIDAS<---

“…Mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos…”

Táctica y Estrategia, Mario Benedetti

Una tarde de Octubre, con el sol a sus espaldas y la mirada fija en un punto lejos de él, Lukas cerró la puerta de su departamento. Literalmente la cerró por que absorto en sus pensamientos recordó no tener llaves. Se apoyó en la pared, miró la puerta blanca que sus ojos toparon, los 3 numeros dorados que algo decían, cerró los puños… tendría que esperar a que ella llegara. Había fallado. Un punto menos para Lukas, otro anotado para ella. Otra razón para gritar hoy en la noche, otro motivo de discusión. Sentía tanta rabia...
Empezó a palparse las llaves del auto en el bolsillo posterior de sus jeans gastados. Sí, aún había algo que no olvidaba. Apretó el botón del ascensor, y comenzó a esperar. Hace mucho que esperaba, pero se estaba acostumbrando a esa sensación de rumiar los recuerdos, de no conformarse con sus días, menos con sus noches, aunque eso no significaba que hiciera algo por cambiarlos. Sacándolo de sus monótonos pensamientos, se abrió la puerta del ascensor.
El reflejo del vidrio le devolvió una mala jugada, no era el mismo de hace unos años atrás. Seguía creyendo en el destino, en la suerte, en que a las personas como él el tiempo pasaba de largo, pero al mirar esas ojeras, su pelo desordenado y esa barba de días empezó a dudar de la veracidad de ese hecho. A lo mejor nunca fue protegido, nunca fue especial, pero ya era muy tarde para pensarlo. Hace mucho que estaba acostumbrado a esa idea. No iba a cambiar.
El ascensor se detuvo y en el piso 6 subió una señora morena con un perro… lo saludó, él esquivó la mirada. Empezó a mirarla detenidamente, las manchas en su cara, la nariz… la soledad, la pequeñez, la arrogancia que exteriorizaba. Sola, pequeña, arrogante… como ella…
Caminó a paso firme por el estacionamiento, aprovechó de buscar un cigarro entre sus bolsillos. Elemento encontrado, pero no tenía encendedor. Abrió la puerta de su auto, y se sentó rápidamente. Prendió el cigarro con el dispositivo del auto; y con la cabeza apoyada en el volante aspiró e inspiró demasiadas veces. Empezó a sentir frío, y rabia, impotencia, no entendía tantas cosas, aunque sentía que a esas alturas ya no era el momento de entenderlas. Tenía que empezar a mirar para adelante, su pasado le dolía tanto que prefería esperar. Cualquier cosa, lo que fuera, y mientras la espera se empezaba a traducir en meses, y años, Lukas trataba de sobrevivir junto a ella.

Amaranta miró las luces que chocaban contra el aparador. Sintió frío y se subió el cierre de su chaqueta negra. Siguió caminando con pasos cortos, había olvidado donde había dejado su auto. Miró hacia la vereda contigua, un niño con su madre le devolvieron la mirada. Por el viento y las nubes que se arremolinaban sobre su cabeza, intuyó que iba a llover.
Se tocó el pelo con las manos, rubios y largos cabellos que bajo ese contraste de chaqueta negra daban la impresión de soledad abismante, de tristeza imperiosa. Aminoró el paso, se acordó de su café de la esquina, el mismo que visitaba todas las mañanas para tener que escapar de la mirada de él, de su despertar, y dobló en la calle contigua.
Dentro había un calor agradable, se sentó en su mesa nostálgica y esperó… esperar como lo había hecho toda su vida. Comenzó a buscar en la cartera su eterna cajetilla, su estatus de nicotina, esos largos cigarros que en su mano tan delgada parecían continuación de sus dedos.
Una tipa limpiaba con ahínco las mesas al lado de Amaranta. Siempre lo mismo; movimientos circulares que sacaban la suciedad pegada de hace días. Se detuvo en su trabajo, la mujer de rubios cabellos la llamó con la mirada. Sonriendo se acercó a ella.
-Buenas tarde señorita, ¿Qué desea?, café, té, tostadas…
-Un cortado simple por favor. Y un vaso de agua.
La mujer con delantal se empezó a alejar. Amaranta a su vez no podía alejar los turbios pensamientos de su cabeza. Miró hacía afuera a través del cristal que la separaba del viento que comenzaba a correr y a llevarse el polvo que días atrás había caído sobre la calle. Gruesas lágrimas empezaron a caer a través de sus anteojos oscuros. No entendía gran parte de su vida, no entendía que hacía viviendo aún con la misma persona que tanto daño le hacía. Llevaban años de complicidad, de convivencia constante a pesar de la oscura mirada de sus padres y de sus cercanos al ver que alguien como ellos seguían viviendo juntos sin ningún tipo de compromiso, a pesar de que ellos lo preferían así. Eran los mismo de hace años envueltos en cansancio, monotonía…
Amaranta sabía que los besos de antaño ya no eran nada comparados con los de hoy en día. Intuía también, que él ya no la amaba pero no sabía mirar el mundo si no era de su mano. Mientras todos sus amigos chocheaban con sus primeros hijos, ellos seguían inmersos en lo mismo de siempre. Ella sabía que no se merecía todo lo que le daba… cariño, seguridad…
Se había acostumbrado a despertar a su lado, a vivir con sus nostalgias, a sus inminentes idas y reconciliaciones. A las despertadas a las 4 de la mañana por que se encontraba en un pub de mala muerte ebrio como casi todas las noches. Tan solo, tan pequeño, tan arrogante como siempre. Era cosa de casi todas las noches cargarlo hasta su departamento y pedirle al conserje del edificio que lo ayudara a subirlo por las escaleras, se moría si alguien sabía del infierno que vivía en las cuatro paredes de su casa. A limpiarlo y vestirlo para acostarlo a su lado. En su cama. La de los dos.
No sabía en qué momento el hombre que la hechizó desde el primer día con sus verdes ojos, ese hombre tierno, preocupado, esforzado y que la adoraba se había convertido en alguien que cada día reconocía menos. Su madre le había dicho que al despertar, toda pareja tiene que rehacer su amor todos los días. Amaranta sabía que hace mucho tiempo ninguno de los dos se preocupaba por rehacer, reconstruir, reamar. Todo se había roto. Por eso, prefería esperar.

Lukas dobló a la izquierda. Sacó el último cigarro que le quedaba, y subió el volumen de su fiel compac de Portishead. Bajó la ventanilla y el frío viento invernal de Santiago le pegó de golpe en la cara. Siguió de largo, no sabía por qué estaba manejando ni hacia donde se dirigía…
Había olvidado su celular arriba de la cama, la verdad era que no había sido del todo casual. Sabía que ella lo iba a llamar, odiaba que controlara su vida. Aunque ella no se lo dijera, era obvio que ya no lo amaba. La rutina los ahogaba, ya casi no dormían juntos. Hace mucho que no la veía, sólo la encontraba en sus sueños.
Lukas se sentía tan inútil como nunca antes, a pesar de ser un Ingeniero titulado, nunca había trabajado. O si lo había hecho, ya no lo recordaba. Su vida giraba gracias a ella. Tan vacía que le sonaba su vida, pero a veces habían momentos en los que veía en sus ojos el brillo de años antiguos. Y quería protegerla, cuidarla, la veía tan indefensa, tan niña, pero se quedaba callado. Sabía que ya todo era parte de un pasado que no valía la pena rehacer, ya todo estaba demasiado perdido.
La adoraba como nunca, pero cuando ya era tarde, ella llegaba, Lukas se encerraba en la pieza a tratar de sentirse un poquito más, a fumarse sus ilusiones y pensar la manera de decirle que la amaba. Pero de repente abría esa puerta, sin siquiera saludar y sin saber cómo comenzaban las peleas y discusiones de todos los días, él mismo escapando de sus responsabilidades cerrando de un portazo la puerta de su departamento, ese mismo lugar que antes estaba tapizado de ilusiones y sueños, manejando como loco por las lúgubres calles de Santiago en la noche, y llegando a un bar. Tomando para olvidar, para sentir un poco menos. Y después sin saber como, se despertaba en la mañana en su cama, sin ella… ella nunca estaba, ella ya casi no existía… tan solo en su mente…
Lukas no sabía vivir sin ella a su lado, estaba acostumbrado a buscarla en los rincones más oscuros de su pieza. Antes de ella, nunca había pensado seriamente en las mujeres. Una vez Andrés, su amigo de toda la vida le dijo una frase que la convirtió en su máxima del amor: “Las mujeres son para quererlas, no para entenderlas”. Y en eso se le había ido parte de sus días, nunca había entendido a ninguna de las mujeres que desfilaron por su vida; casadas, solteras, morenas, chicas, hermanas, amigas; todas con algo en común; una belleza y soledad abismantes que a la vez lo atraían y lo aterraban.
Nunca había tratado de entender a las mujeres, hasta que la conoció. Desde que la vio una noche de Enero en el pub de moda con sus amigos que pensó que esa era la mujer tan única, éterea, sensible con la que quería vivir para toda la vida. Le llamó la atención su mirada alerta, su pelo rubio… sabía que la idealizaba, muchas veces ella había tenido la culpa de todo. Ella, tan sola, tan pequeña, tan arrogante.
Nunca le haría daño, pero ya estaba cansado. De esperar, de vivir tantos años en lo mismo, de seguir creyendo que había algo de amor entre ellos. De seguir creyendo que seguía cerca, que existía. Gruesas lágrimas cayeron bajo sus ojos, y tratando de apartarlas con furia fue a buscarla a su café, a ver si la encontraba ahí. Como siempre, esperando.

Puso unos billetes encima del mostrador, sin darse cuenta el café se había llenado de gente. Amaranta notaba como muchos ojos la miraban con interés, y trató de ocultarse detrás de esa pantalla oscura delante de sus ojos. Tomó el vuelto, y dando media vuelta comenzó a alejarse de la tipa que seguía limpiando una mesa tras otra. Y otra. Y otra.
Sintió un ruido metálico caer bajo ella, y al agacharse para recoger la llave que había caído notó unas zapatillas demasiado conocidas que entraban por aquella puerta. Al levantarse lo vio. Demasiado inseguro, tan niño como siempre. Hace mucho que no lo veía, quizás años… sólo sabía que llevaba años de matrimonio con una tipa que él no quería. Lo abrazó como en los viejos tiempos, y le preguntó por su mujer.
-Murió hace mucho Amaranta, ya hace dos años que mi vida es casi rutina, casi vacío. Me la imagino en todas partes…- dijo con una voz casi imperceptible- ¿y tú?, ¿aún conviviendo con Andrés?.
-La verdad es que sí. Una relación agotadora, tú sabes como es él…-miró sus eternos ojos de pena, no tenía idea de la muerte de su esposa- no sé, sigue tomando, ya estoy cansada…
En fin, hace mucho que no te vemos por el departamento, ¿en que estás?, ¿Qué haces aquí?.
-Mejor sentémonos y te cuento.
-Bueno, sentémonos. Parece que no soy la única que espera, ¿o no?- dijo Amaranta sacándose sus anteojos.
-Sí-le respondió Lukas- yo ya dejé de creer, de entender… hace mucho Amaranta… hace mucho…
Se sentaron en la mesa que Amaranta recién había dejado. La silla aún estaba caliente, Lukas le ofreció otro cortado y comenzaron a conversar. Hace mucho que no se veían, el amigo de Lukas, Andrés, había tenido una gran pelea con él y dejaron de hablarse hace mucho. Pero esta tarde, en ese café de casualidad no habían venido a conversar sobre eso. Habían venido a tratar de esperar, de cerrar círculos, ciclos, historias que aún les dolía. Los dos sentían lo mismo, un sordo amor que para ellos, de una forma u otra no les era correspondido. Estaban cansados de todo, incluso de ellos mismos, y como viejos amigos volvieron juntos al departamento de Lukas. Siguieron tomando cafés y fumándose las ideas hasta mucho más tarde, incluso cuando Amaranta apagó por primera vez desde hace tanto años el celular. No estaba para nadie, ni siquiera para Andrés.
-¿Y qué pasó con tu esposa, cuando ocurrió todo?
-Es una larga historia, la verdad es que nunca la amé realmente- tomó una gran bocanada de humo, respiró profundamente y prosiguió- Nunca la extrañé, nunca la necesité hasta que no estuvo conmigo. Hoy me levanté más melancólico que lo normal, y vine a buscarla en su café de siempre. Si tu estás cansada de cuidar al ebrio de Andrés todas las noches, yo estoy cansado de recordarla, de imaginarla tan nítida en todas partes…
-La verdad es que para mí no es un dolor tan grande-mintió sin culpa- Yo ya estoy acostumbrada, quizás lo que siento no es amor realmente, si no una especie de veneración hacía él, de miedo a empezar de nuevo. Sola. -lo miró fijamente, cuánto debe haber sufrido en tan poco tiempo este medio hombre-niño…-Pero ya ves, por primera vez hace tantos años no estoy para Andrés- y rió entre las lágrimas que involuntariamente empezaron a caer bajo sus mejillas.
-Es verdad- respondió Lukas con voz apesumbrada -¿Sabes? Somos dos naúfragos de nuestra propia historia, creyendo que hemos vivido tan bien cuando la verdad es que todo es simplemente una mierda…
Apenas dijo esto se levantó y se acercó a la ventana. Aspiró hondamente el último cigarro de la noche, y dejó que sus lágrimas cayeran hasta mezclarse con esa barba que desde que ella no estaba, pocas veces recordaba cortar. Sintió el contacto con el cuerpo de Amaranta, un abrazo que le dolió más que nunca, simplemente por que hace más de dos años que nadie lo abrazaba de esa forma. Se dio vuelta, las luces de la ciudad se mezclaban entre el olor a su perfume y el humo de cigarro. Miró sus penetrantes ojos, tan parecidos a su mujer, y mirándola a los ojos le dijo:
-Estoy cansado de esta vida.-suspiró profundamente, y después de un prolongado silencio prosiguió- pero si quieres acompañarme a vivirla…tan sólo esta noche… yo…
-Da lo mismo Lukas. A estas alturas, después de tantos años de esperar, tantos años de idas y venidas, nos venimos a encontrar ahora. En nuestras vidas, hay muchas heridas inescudriñables, yo no sé amar… sé adorar… no estoy acostumbrada a dormir una noche de largo…- y la calló el beso que le cambiaría todo su pronóstico, toda su existencia.

Han pasado años desde aquel encuentro. Nunca más se volvieron a ver, fue tan solo una noche de compañía. Lukas todavía recuerda el perfume tan tenue que lo acompaña a veces mientras camina; Amaranta de una forma u otra significó el renacer de su hombría, del amor…
Los dos siguen solos, pero casi sin heridas.
Amaranta pudo dejar al hombre que tantas veces le rogó después volver, y aunque volvió a su lado más veces de las deseadas, pudo cerrar ese capítulo de su vida y dejarlo atrás. Nunca pudo olvidar a Lukas, no por el hecho de aprender a amarlo en tan solo una noche, si no por que coincidió con el comienzo de una nueva vida para ella. Nunca lo buscó, sabe que si lo encontrara serían demasiados recuerdos ligados a Andrés. Aún ni siquiera ella misma sabe cómo pudo dejar todo atrás, y aunque a veces le duela su soledad, tal como ella misma pensaba, no era todo tan terrible. Era mejor así. Esperar…
A Lukas aún a veces le duele el recuerdo. Aunque sigue solo, vivió un largo pololeo con una amiga de toda la vida. No sabe si fue su ternura, o sus ganas, pero pudo curar gran parte de sus recuerdos. Está tranquilo así, solo, dejó de soñarla por todas partes, de imaginársela peleando, amando, llorosa y ausente; aprendió a vivir su viudez con 28 años a cuestas. Volvió a trabajar, viajó mucho. Una vez vio a lo lejos a Amaranta, le pareció más bella que nunca… pero la dejó ir, no estaba preparado aún para nada. Por primera vez dejó de escaparse de la vida, de las responsabilidades…
Los dos de una u otra forma dejaron de esperar. De sobrevivir, y siguieron adelante a pesar de sus caídas. Sus vidas misteriosamente se entrelazaron aquella noche de Octubre, y cambiaron para siempre. Vidas indisolubles y cambiantes, vidas que dejaron de ser sobrevidas a días vividos, a sueños, a anhelos alcanzados y ciclos cerrados… los dos aprendieron a vivir con el recuerdo, y no morir por él. Y siguen ahí, tranquilos… Esperando…

domingo, abril 09, 2006

música para voLar:::


Y la música sigue rondando por los momentos que aún te pensaba.
Y me rio distraída, y las últimas frases del “Quizás nos volvemos a encontrar”aún hace eco en mis oídos.

Una suave cuota de ausencia es la mayor satisfacción de hace miles de años.
Encontrarte casualmente es la mayor respuesta a todas mis preguntas; y es que sé que andábamos sin buscarnos, pero a la larga nos encontramos igual...

Que extraño es ir rememorando cada segundo de cada noche vivida, y volver a sentir las emociones a flor de piel.
Entre tanto sudor y ternura; creo que se nos está yendo la vida entre los dedos, y eso me fascina.
Te tengo que contar algo. Esa gran mirada, y esa gran búsqueda de tratar de encontrarte u oírte, o quizás tocarte con los dedos en el silencio sigue siendo una contínua apología de lo que nunca llegaremos a ser.

Y la música sigue tocando sus letras y tonos y miles de colores se apoderan de mí; el metro sigue su curso mientras yo; fatalista de la costumbre por ocio y vividora al límite por vocación aún sigo en el borde del andén casi llegando aesa línea amarilla que –creo- divide la vida de la muerte.

Y miro como la gente me mira. Y me siento genialmente observada por miles de ojos que se preguntarán qué idiota se para a las 6:30 en punto de un domingopost-carrete obviamente frenético a mirar cómo pasan los carritos de ese metroen dónde hemos vivido tantas historias dignas de contar.

Y es que me primavero y otoño en menos de una hora si te siento cerca; es casi cursi sentir que nos parecemos tanto que huimos de las mismas responsabilidades, de los mismos temores. Claro, quizás seas el tipo con el que pase el resto de mi vida; pero la tentación de conocer camas ajenas y caricias del segundo es algo que me hace sentir que aunque la mayoría de las veces mi mente me dice promiscua al oído; yo sigo pensando que son las ganas de sentirme tan viva que corran mil emociones por mis venas. Y eso de que no fumo, no tomo ni bailo apretado es una sútil remembranza a mis noches de antaño.

Y soy feliz en esta eterna búsqueda de encontrarte sin buscarte. Y camino distraída a ver si detrás de una vitrina, o delante de mi mente, te me apareces con razones de sobras para quererte un poco menos.
Qué cosa esto de creer en el destino...
Y me rio mil veces en una hora sobre la capacidad que tienes de hacerme feliz; y sentirme en una continua nube de emociones y soledad. Junto a ti; ¡¡¡soy la sola frenética más feliz delmundo!!!.

Y me rio y sonrío y carcajeo de mis formas de decir te quiero a lo lejos. A veces me cuestiono cuanto podré llegar a extrañar, cuántas noches tendrán que pasar antes de que asumamos demasiado tontamente que estamos enamorados...
A veces incluso no es la noche ni el café ni las ganas las que me hacen no poder dormir. Sino que son las intensas hormonas que hacen sentirme una mujer loca y apasionada que te busca y te imagina por las calles de Santiago...
pero segundos después del colapso mental; vuelvo a mi centro y lloro mil y un lágrimas por buscar tu mirada en el recuerdo ajeno.

Sigo pensando que es mejor la cama destendida que tu ausencia a mi lado; mejor tus besos que tu nombre en mi boca; y sigo desafiando a los astros a ver si la eterna música con pajaritos de colores sigue sonando cada vez que te pienso.

Cómo ahora; cuando una señora me toma de la solapa de mi chaqueta y me mira concara de extraña y me grita que estuve a punto de “Ver la luz m’ijita como no seda cuenta que el metro está pasando!!!!!!!”.
La miro, y con lágrimas en los ojos me doy cuenta que es la viejita más tierna y nueva que he conocido últimamente.
Y claro, por el bien del show que presenció la mitad de la estación Los Heroes, me senté tranquilamente en el suelo apoyando mi espalda en mis ojos a esperar que el tiempo pase más rápido para encontrarme con tus inmensas ganas... de amar, obvio.

Y me parece demasiado lógico escribir tanta imbecilidad junta.
Claro; si me has pegado esa costumbre de soñar con los ojos abiertos.
A veces me da la impresiónde que has vivido más que yo; pero minutos después me doy cuenta que es sólo un reflejo, un atisbo de viejo serio que te sienta tan bien...
Y te ríes cuando me las doy de indiferente o de seria; “te pareces a La Maga” me dices y yo no sé si te refieres a la de Cortázar o a algún intento de cambiar nuestro destino.

Y son el y ella. Tú y yo. Casi nadie y casi todo en el mismo lugar.
Y somos casi felices, casi traslúcidos en la historia de mi mente. Y ese contínuo juego de darnos por amor o por simple aburrimiento es algo que me vuelve demasiado paranóica.
“Quizás nos volvamos a ver” me dijiste la primera noche que nos conocimos millones de días atrás. ¿Será coincidencia que nos hemos vuelto aencontrar demasiadas veces?...

Y amo el brillo de tus ojos cuando medio desnudo medio drogado de ternura juegas con las sábanas y crees que soy la mujer que cambió tus heridas porcontínuas muestras de cariño.
Y sí, quizás tienes razón; perderme junto a ti es encontrarme... pero a veces, días como hoy en los que la realidad superó a la ficción y ya son cuatro las veces que he pasado por la misma estación donde sé que estarás y no me he bajado; me parece demasiado sencillo someterte alcompleto olvido.
A lo mejor es lo más simple; así podremos cobrarnos actos olvidados, contigo es más fácil soñarte que vivirte...
Así busco la huída fácil y trato de encontrar una relación normal con perros y gatos y estudiante deUniversidad tradicional con el que viviré una vida...¿normal?...

Mejor dejemos las cosas como están.
Y es que la musiquita incesante aún resuena por mi cabeza...
Y sí. Soy feliz. Y loca. Y sé que si no nos encontramos más de tres veces por semana; seremos eternos.
A pesar de lo que me dice la mitad de mis pensamientos.
Pero con eso me basta y me sobra; esa canción que dice que sólo se conserva lo que no se amarra... sin darme cuenta, la he hecho presenteen todos nuestros encuentros.

Y es que es sólo vida, música y ojos para volar...

[cuentomegaantiguoqueencontréhoy]

domingo, marzo 12, 2006

insomniO:::::


Siempre pensé que nunca se deberían haber conocido.
Pero así es el destino, a veces le encanta encontrar personas a la deriva, esas mismas que no saben muy bien que son ni qué quieren en el mundo.
Él dependía de cariño, de amor… quería vivir en un mundo de tacto, de sentir la vida de otra forma, pero las cosas eran tan difíciles…
Ella vivía confundida en su entorno. No sabía que esperar de la vida, se sentía tan sola…Ella lloró sin saber que él también lloraba
Ella sintió sin saber que él también sentía.
A ella le daba terror vivir si sabía que él también vivía.

Los dos eran un poco felices antes de conocerse.
Los dos eran un tanto conformistas sin darse cuenta que esa porción de locura no les correspondía.
Trataban de despedirse de a poco, pero les costaba dejar de mirarse a los ojos.
Les costaba olvidarse de la presencia ajena.
Y pedían perdón hasta por el aire que respiraban.
Y por lo que trataban de decir quedándose callados.
Preferían el silencio.
Se acostumbraron a esperar.

Nunca supieron qué.
A veces se arrepentían de haberse topado en el mundo.
A veces incluso sentían que el horizonte les quedaba demasiado grande.
Y aprendieron a admirar.
A darse cuenta que la pelea diaria era demasiado difícil.
Ojalá se hubieran conocido en otro momento, y en otro lugar, pero las cosas eran demasiado diferentes.
A veces intentaban ser eternos, pero de golpe se encontraban con la realidad.
Les daba terror doler. Y valla que dolían…

Él se las daba de fuerte, pero la ternura de sus ojos lo traicionaban.
A él lo hizo frágil el amor.
Pero a la vez, era su mayor fortaleza.

Ella creía sabérselas todas. Que ya venía de vuelta.
A ella la hizo fuerte el dolor,
Pero a la vez, era su mayor debilidad.

Una vez aceptaron enterrar todos sus sueños, pero no pudieron seguir adelante.
Les daba tanto miedo depender de los afectos,
Sentir que las cosas les quedaban demasiado grandes,
Creer que el pasado no estaba cerca.

Y entonces una mañana, media seria y medio en serio llegó y le dijo sonriendo:
“Ven conmigo al entierro de los sueños,
¿por que en vez de soñar conmigo, no te quedas conmigo?”,
Y entonces la espera se quebró en un segundo.
Y ya no quedaba otra que amar…

AMIGA: Sólo va para tí.

Sinceramente no me acuerdo en qué momento de mi vida lo escribí (ni me acordaba haberlo hecho!) pero sé que gran parte de esto lo entiendes a tu manera. Te quiero Negrita!

god? ::::


he caminado junto a tí casi 19 años.
digo casi, por que obviamente muchas veces la rabia me hacían mandarte a la mierda.

de a poco he ido entendiendo la magnitud de que vivas cerca mío,
es bien raro hablarte y sentirte a la vez.

muchas veces tuve que decir padre nuestro sin entender ni siquiera el motivo de mantener mis manos aferradas al destino,
desde chiquitita que me he movido en colegios de monjas y me han hecho acostumbrarme a rezar, a sentirte cerca, a dar por hecho que todo es por y para tí.

pero los dos sabemos que no puede ser verdad, nadie tan egocéntrico cierto?

muchas veces intenté utilizar ese calculado olvido que a veces me resulta tan bien con otras personas,

pero por alguna extraña razón siempre apareciste en los momentos menos esperados,
en las alegrías que aún no puedo dejar de agradecer,
en esos paisajes y silencios que quien más que tú me regalaba.

y entendí que hay más de un momento que espera en un lugar,
y gracias a esos años de pena infinita fui entendiendo que estabas dentro mío,
que compartías cada cagada, cada miedo, cada locura...

que triste que entre mi propia tristeza halla podido comprender lo grande que eres,
pero sólo pocos saben encontrarte en lo cotidiano, en lo que menos importa.
lamentablemente, yo lo encontré tarde.

mil veces ahogada de vida te llamé con rabia, con una angustia atroz.
te pedía que me dieras ganas, que me dejaras vivir tranquila.
que me dieras razones para olvidar todo pasado,
que me abrieras los ojos para agradecer por tanto...

y entonces, junto con vicente (los entendidos saben a qué me refiero) fuiste capaz de regalarme una paz mágica.
nunca lograste arreglar mucho,
nunca me enfrentaste con mis mayores fantasmas,
pero sí me diste la tranquilidad necesaria para poder seguir adelante,
me regalaste parte de tu fuerza,
un poquito de tus mejores ángeles terrestres,
y situaciones que me llevaron a dónde me encuentro ahora:
escribiéndote como siempre,

conversando de tu vida y de la mía,
feliz y orgullosa del camino recorrido.

por que he ido aprendiendo pequeña gran persona,
que eres lo más grande que tengo en esta vida,
y que a pesar de que muchas veces no voy a entender el porqué de tantas cosas,
me has regalado demasiado sin entender motivos,
has estado a mi lado sin cuestionar el porqué,
con una canción especial de fondo me has convertido en tu mejor amiga, en tu peor pesadilla, en la más ladilla de todas...

DIOS,
muchas gracias por acercarme un poquito más al cielo :)

miércoles, marzo 08, 2006

carTa:::::

recorro el pasto que tantas veces ha sabido responder parte de mis pensamientos.
siento como las lágrimas caen sin ningún orden ni espera.
siempre ha sido así: sé lo que es llegar al borde del dolor.
sé lo que es convivir con el dolor día a día...

lo que no sé, es cómo no enfrentarlo, como hacerte la tonta y pasar de largo frente a él,
que se olvide un ratito de tí,
que haga vista gorda de tu vacío.

cómo pedirle de rodillas que esta vez despedirme o saludar no duela,
cómo rogarle que me ayude a olvidar lo que nunca quise recordar,
lo que siempre sentí tan mío,
lo que iba a ser eterno si sentíamos lo mismo,
si soñábamos,
si pensábamos que todo valía la pena.

pero ahí está, a la vuelta de mi esquina.
y se ríe de mi cobardía, y piensa que soy más débil de lo que creía.
tiene razón, nunca voy a estar preparada para llorar a mares, para angustiarme, para salir gritando, para dormir y sólo olvidar.

por que el recordar es sólo una parte del optar,
por que entre el destino y el fracaso hay un margen de error demasiado chico,
por que el equivocarme es sentir un terror indescriptible,
por que si me quedo sola, no sé como despertar.

me acostumbraste demasiado a caerte antes de mí,
a hacer todo lo posible para que mis defectos no sean tan tangibles,
si podías; siempre impediste todo dolor, toda lágrima,
y no sé si voy a poder respirar con un hueco gigante adentro.

a tu lado siempre me sentí protegida,
siempre me sentí dentro de tí...

pero ahora es mi responsabilidad seguir soñando o caer a la tierra.
o llorar de rabia, o nostalgia, o claro, del recuerdo eterno que nunca se va, nunca se olvida, sólo se transforma para que duela un poco menos.

por que el amor tiene demasiados matices,
por que me duele demasiado doler,
por que no aguanto esta angustia...

es que necesito volver a renacer