domingo, noviembre 19, 2006

soleDadeS:::::::

Y nos miramos, como se supone que se miran dos desconocidos sabiendo que se van a conocer.
Más allá de tus ojos, tengo que ser sincera, no me llamaste la atención.
No era raro: ante mi ceguera real, esa de mente y de cuerpo ya casi no notaba los matices cerca de mí, cuando me preguntaban cómo me sentía siempre respondía lo mismo “Así que esto es partirse en dos…” como queriendo dejar claro todo lo que me dolía doler.
Al final, la que te tuvo en sus entrañas, la que te guardó toda la vida, la que llegó hasta el culo del mundo sólo para que seas feliz fui yo, nadie más, y por lo mismo creo que sólo yo te pude llorar como corresponde; desgarrada, ausente, como se llora a los que sabes que nunca más volverán.
Siempre dudé de tu nombre casi fatalista; Mi Soledad te llamaba para que no sintieras nunca la ausencia, para que nunca te sintieras sola aunque ambas sabíamos que desde que tu padre nos había dejado no nos quedaba más que convencernos de que había que sonreír.Desde pequeña te acunaba con canciones a olor de trova cubana, y aunque estábamos lejos de mi casa, de nuestro país, escuchabas los primeros acordes y era como si todo el mundo girara alrededor tuyo Mi Soledad, Mi sol, Mi sonante, Mi sonora verdad.
A los cuatro años aprendiste a explicar porqué tu papá ya no se encontraba cerca de nosotros, y aunque te costó, la palabra exilio se volvió parte de tu vocablo parlante.Eras tan pequeña Sol mío, pero aún así ya sabías que no nos esperaba nada bueno, que ser hija de comunista en aquellos tiempos no era un buen augurio, pero lo asumías estoica, orgullosa, casi intuyendo el brillo en los ojos de tu padre cada vez que alcanzó a mirarte, o las lágrimas que derramó cada segundo que te sentía cerca… Pero se fue, simplemente porque tenerlo cerca pequeña mía significaba sólo más problemas y más soledad: yo ya sabía que tenía que compartirlo porque así era la política en aquellos tiempos, pero tu eras tan niña, y a veces te hacía tanta falta…
No fue fácil volver a ese Santiago de aquellos tiempos, pero lo extrañabas tanto, y él en escasas cartas que lograba hacernos llegar tan sólo tenía palabras para ti, tu eras sus ojos, la razón por la que peleaba, por la que quería ver la democracia en su tan querido país; él te amaba a ti incluso más que a mi pequeña Sol, y entonces entendí que no podía separarlos, que no podía seguir inventando viajes y excusas baratas para reemplazar su cariño, así que dejamos en venta aquel departamento en aquella ciudad lejana, y partimos con más miedos que alegrías dentro de nuestras maletas de vuelta a Chile, a tus raíces, a tu padre.Sé que recordarás ese encuentro. Ya no eras tan niña, ya entendías más cosas de la que yo realmente podía explicarte, y cuando abrazaste a ese hombre con barba de meses y angustia en sus ojos no pudiste más que mutar de niña a mujer en un segundo, y te hiciste parte de su compromiso para siempre.
Yo, a lo lejos, entonces entendí qué era lo que estaba ocurriendo: de un segundo a otro te había perdido pequeña Soledad, y habías crecido como sabiendo que tu destino no era otro que salvar a tu padre y su historia.
Seguimos viendo a Miguel, a veces llegaba a nuestra casa de sorpresa, me daba un beso ausente, me abrazaba con olor a sudor, a tierra, a miedo, y entonces preguntaba tranquilo: “Dónde está?” y entonces llegabas tú, como si supieras desde antes que tu padre estaba buscándote para poder cerrar sus heridas y volver a ser libre.Entre visitas y encuentros furtivos te hiciste grande, y a los 16 ya no podía creer que te habías convertido en toda una mujer.
Por lo mismo te perdí, porque ya podías responder por ti, porque sin darme cuenta tu padre te había metido casi en las venas su mismo amor por la patria, pero nunca creí que me dolería tanto cuando abriera los ojos; fue el 7 de julio de 1977.
Venía cansada de un trabajo que me ahogaba pero nos dejaba vivir tranquilas, caminaba lentamente, hasta que diviso esa casa rosada llena de intentos de felicidad, y noto desde lejos que algo extraño había pasado.
Entonces lo supe, ya lo sabía antes de caminar por el comedor hecho trizas, por los pasillos con fotos tiradas por doquier, por tu pieza con tus sueños rotos, entonces ya sabía que te habían llevado, que el gran secreto con tu padre era que lo habías estado viendo a mis espaldas, y lo habías ayudado a hacer todo lo que en aquel tiempo era considerado ilegal.
Ahí me rompí en dos.
Y la gente no me entendía cuando me visitaban y yo los miraba con ojos implorantes y les decía; “Por favor que no viva, por favor que no viva para contarlo”.
En esos tiempos aún no se hablaba de maltratos ni Estadio Nacional ni menos de torturas.
Pero yo sí sabía, tu padre ya me había contado lo que había vivido y no lo quería para ti mi Soledad, ¿ahora entiendes cuando rogaba la muerte? Porque por tu padre, por sus amigos sabía que después de estar en las manos de ellos y seguir vivo ya no existía nada, ni la sombra ni la luz, nada; o te quebrabas en dos o te callabas para siempre, y yo te conocía hija mía, te conocía tanto que sabía que para ti, para tu alma no habría más que soledad y dolor si salías viva.Pasaron años Sol, años de terror, más aún después de saber que tu padre también había desaparecido, más aún después de encontrar panfletos y música escondidos entre tu ropa que sabíamos no podíamos tener; pero tú eras tan niña Soledad, no podía culpar a tu padre de ese amor que tenían, quizás era esa mi mayor rabia: no poder culpar a nadie.
¿Te doy otra fecha?25 de septiembre de 1992.Sí se, fueron casi veinte años en los que tuve que responder lo mismo, en los que seguí manteniendo tu pieza intacta, en los que te esperaba bajo mi cubrecama a que llegaras a contarme tus mil y un historias, esperaba tus ojos hija mía, tus manos, trataba de no pensarlas con llagas, llenas de mierda, no te imaginas cómo me costaba no imaginarte sufriendo, hay mi pequeña esos años fueron de tanto dolor, de rabia, me morí por dentro pero vivía sólo para saber que había pasado contigo, qué le habían hecho a Miguel, a tu padre adorado, a mi hija adorada, a mi Soledad…Con la democracia llegaron también esperanzas; llegó justicia, poco a poco llegó la calma porque ya no tenía que llevar dos carteles con sus fotos en mis espaldas, ya no tenía que seguir imaginándote dolosa; los había encontrado, habían vuelto a casa, Miguel volvió a la de su madre, y gracias a Dios tu abuela pudo morir con la sonrisa en el rostro por haberlo encontrado.Yo ya había muerto hace veinte años, y cuando supe que te habían encontrado no me quedó más que cantarte Soledad mía, entonces entoné esos cantos de antaño, esos llenos de lucha y de trova que tanto amabas, te canté Silvio por horas y horas hasta quedarme muda de cansancio y paz, porque sí hija mía, al recibir tus restos también recibí la tranquilidad por tanto tiempo anhelada.Iba caminando por Paseo Ahumada cuando vi tus ojos.
Me eran tan familiares como desconocidos, me miraste con vergüenza, casi no entendías como podía ser que me habías encontrado.Pero era así: aquel día encontré a un nieto que nunca busqué porque nunca creí que existía, el que llegó sin esperarlo, casi casi como una luz porque iluminó todo; mi memoria, mi dolor reciente, mi llanto, ese llanto que había callado porque no tenía tiempo para llorarte Soledad mía, entre gritos y lucha no podía llorar, pero cuando vi a tu hijo frente mío, con esos ojos llenos de vida no pude más que llorar a gritos, y no le pregunté nada; ni porque había callado tanto tiempo ni porque se había demorado tanto en llegar, pero lo abracé hija mía, lo abracé tan fuerte como cuando soñaba que volvías, y llorando pude perdonar a esas bestias que te habían quitado de mi lado, y él también me abrazó con fuerza, nos volvimos dos partes que se juntan de este Chile dolido, y entonces hija, solo entonces, se fue lejos de mi la soledad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Chini!! Te felicito, enverda me di el tiempo de leer la mayoria de tus escritos y la verdad que me encantaron, te felicito.
Te encuentro una gaya muy chora y a aperra a mango.
Un besito y te sigo x internet
Tity pruzzo

.bp dijo...

Gracais por darme un momento emocional exquisito
son dliciosas tus palabras.. me gustó mucho..
me quedé con ganas de escuchar a Silvio..
besos
bego

mímica dijo...

Notable, te sigo leyendo.
saludos,
eme.

.bp dijo...

ya po... escribe algo nuevo.. tengo ganas de leer con olor a Silvio, a Cuba, a soledades jajaja...
espero novedades próximamente..
pásate por mi blog..
un besito flaca
bego