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Ella sabe como mirarlo a los ojos y pillarlo desprevenido,
sabe también perfecto como pasar de largo frente a sus recuerdos esparcidos por la ciudad,
sin siquiera tocarlos.
Sabe cómo dormir toda una tarde sin soñar con él,
sabe cómo no llorar en una micro.
Sabe a quién quiere cerca, sabe a quienes extraña,
sabe perfecto que hay ciertas cosas, que es mejor nunca saberlas.
Sabe que es mejor pasar la noche con un vaso de vodka en la mano,
que con cien pájaros volando.
Sabe que le duele el alma
pero que prefiere reir a carcajadas,
sabe que le pide perdón pero no sabe cómo,
sabe que lo ama pero no sabe por dónde empezar,
sabe que ha pasado un año pero siente que ha sido un año menos,
sabe que le angustia la vida y le angustia seguir sin saber nada,
sabe que ya no quiere seguir durmiendo de noche esperando lo que nunca llega,
sabe que ya no quiere soñar con los ojos abiertos.

Ella sabe que los cumpleaños son unos de los recuerdos más felices y doloros,
sabe que sus años siempre están teñidos de tanto de él,
sabe que le gusta el chocolate y la pizza de peperoni de doble queso,
que no sabe cantar pero ama la música,
sabe que necesita que la cuiden pero ella no puede asegurar nada,
sabe que lo necesita a él pero sabe también que él no necesita nada,
sabe que le aterra sentirse así de sola,
pero también sabe que lo hace sólo para crecer.

Ella sabe cuanto sabe porque crece,
porque ya lleva casi 22 años jugando a las escondidas con el tiempo,
porque cree que el mundo sigue pasando demasiado rápido,
porque su locura sigue intacta,
porque se sigue sintiendo una extraña,
porque le duele doler y rie llorando,
porque ella va a estar de cumpleaños,
y sabe que tiene que crecer,
y sabe que tiene que saber cómo cresta se es feliz...